Y ¿a dónde fue el espíritu?

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Convencionalmente la «canción de protesta» surge con la voz y la guitarra de Woody Guthrie entre las décadas de los 50’s y 60’s del pasado siglo XX, aunque quizá «This land is your land», compuesta por Guthrie en 1940 y grabada en 1944 resulte el punto de inicio y la más conocida de su producción por establecer una oposición a la manida «God bless America”. Y aceptemos de inicio que la terminología añade una complejidad pasmosa para el acto humano de la denuncia esperanzadora que de manera elíptica o metafórica patentiza ―sea por voz propia o prestada― la inestabilidad social derivada del mal proceder de los seres en el poder que asumen por agravio lo que es el “inalienable derecho de expresión”, la valorización ciudadana con sus diferencias ideológicas nacionales, regionales y locales. Décadas después de aquel grandioso y fugaz estruendo persisten las propuestas y afirmaciones complejas entre las variadas denominaciones: «otro cantar», «las nuevas canciones», la «canción popular», «canción de autor», “movimiento de la canción social y antropológica», «canción política», «canción testimonial» y las que sumemos a este registro cuya finalidad es, llanamente, entendernos mejor y a la vez, matizar la existencia. 1

Quedan en el bagaje de la música popular contestataria los nombres de aquellos «héroes en la canción» influidos y tras los pasos del Guthrie cantor y creador nacido en Okemah (Oklahoma) el 14 de julio de 1912 y fallecido el 3 de octubre de 1976: Bob Dylan, Pete Seeger, Joan Baez, Jeff Tweedy, Bruce Springsteen y un largo etcétera de compositores y cantantes estadunidenses; y, en cuanto a nosotros, de otros menos difundidos surgidos en la América desde el Rio Bravo hacia el sur y de todas partes del mundo en donde la injusticia y el olvido mueven a los seres en pro de respeto a su esencia y derechos naturales.

Herederos de la generación beat y con tintes del naturismo alemán, aquella juventud inmersa en la «canción de protesta» y peculiar comportamiento en un abanico amplio y molesto en oposición a la “adultez” , como tal, manifestaba su insatisfacción y recriminaba con hartazgo dolorido el aborrecimiento hacia los hombres en el poder cuyos actos, a cubierto con la afrentosa verborrea de las estadísticas que lacera la vida de los pueblos abandonándoles en la miseria ante la cual acuden periódicamente para solicitan sus favores, es un lamento social con largo recorrido del hombre en sociedad que encontró divulgación universal no sólo por la brutal y heredada intervención en Vietnam 2 —campo de pruebas para el uso de arsenales durante la «Guerra Fría» en donde las ideologías velaban los intereses materiales— cuando surge el membrete para la expresión poético-musical acuñado en la década de los 60’s. Con anterioridad aglutinaba la disensión humana llevada de calle en calle, de pueblo en pueblo por las generacionales heridas purulentas de los oprimidos que fue, contradictoriamente un éxito para los sellos discográficos, su cúspide y en ella el motivo para su rápida declinación al amparo de los poderes de la difusión. El membrete de «canción de protesta» no relega ni minimiza a las manifestaciones emanadas durante las intervenciones bélico-comerciales ni aquellas airadas muestras de la opresión de un poderoso dictador y sus compinches; alguna voz de desaliento dejaría en sus pueblo el inmoral comportamiento de los intereses económicos sin bandera, los intereses que destruyeron millones de vidas durante la Primera Guerra Mundial extendida a la Segunda, las paginas criminales en una América, en el África sufridas, desangradas y relegadas…, con la inmediatez de los medios de comunicación de la época (el auge de la radio y apropiación de las estancias en la masificación de  los aparatos televisivos), las ideas burlaron las fronteras y hubo más oportunidad para «ideas incómodas» y «personajes excéntricos» que nada sabían de las grandes causas nacionales —capitalismo/democracia frente al comunismo/control férreo— ni de los “desinteresados” esfuerzos de los sacrificados hombres y mujeres en el poder: eran expresiones de individuos que vieron sufrir a su prójimo y destrozar las comunidades o, sencilla y llanamente, vivir su vida equivocada bajo el riesgo del fracaso preludiado.

Los hombres mezquinos de las grandes causas bursátiles desprecian brutalmente tales voces y prefieren escuchar, tangencialmente, por respuesta, la hora que más les acomoda y el verbo que les glorifica fugazmente y, si por algún motivo llegaran a sus oídos los acordes de demanda ciudadana «sufren» terriblemente ante la incomprensión del populacho y sacrifican a alguno de sus secuaces para «escarmiento» de aquellos que malogran sus altas metas, o, sordos, poseídos por la soberbia de una eternidad comprada a sus iguales, destruyen la vida de quienes claman airadamente por los manejos turbios y los beneficios de camarilla que sumen en la escasez y el dolor a los miles de millones depauperados en el mundo.

Aunque el listado es amplio y no excluye género musical alguno, recuperemos personalmente los nombres de quienes reclamaron con una melodía y un verso lo que la humanidad entera exige en una sociedad de hombres y mujeres sanos en sus ideales y en esos espíritus que dejaran al aire sus largas cabelleras 3, jovencitas que arrojaran un sostén al cesto de la basura, que llevaron transitoriamente a la práctica una experiencia de empatía que las sociedades humanas escondían desde el pasado remoto en la oscuridad e hipocresía. Que nos resulte detestable la figura, los aspavientos, la vestimenta, sus aficiones y elecciones de estimulantes, la exigua capacidad musical y el pobre lenguaje en algunos de ellos (considerados a nivel personal y de grupos musicales) no anula la necesidad de atender esa síntesis del desconsuelo y reclamo de los pueblos oprimidos bajo el signo de todo detestable «ismo», porque en esa camarilla de voceros de la inconformidad hay creadores de gran empuje y calidad, inclusive los cubiertos por la fama desenfrenada.

Y ¿a dónde fue el multicolorido espíritu de melenudos autores, cantantes en solitario, los grupos y seguidores que en las décadas de los 50’s y 60’s levantaran la voz para clamar ¡basta! por la injusticia cercana, vecina y aun la distante en color de piel, en lengua, en dieta, en la elección de lo íntimo, en creencias místicas, en vestimenta? 4 Porque si bien es cierto que en los textos aparecen prácticamente en más y en menos los personajes históricos, tales estudios omiten las expresiones de desaprobación en el África ignorada entre las corrientes de la “vanguardia” y del discurso por una humanidad unida y gloriosa, en la China amurallada, en el Japón pintado de tradiciones irreductibles, en la India, en Israel y Palestina alejados del pleito terrenal… muchas de esas canciones que en la letra resultan inocuas, en su tiempo significaron expresiones en favor de la libertad dada la lengua en la que lograran espacio, dos o tres detalles que en el entresijo de las palabras cubrieran una idea “prohibida”, porque en esos rincones del mundo también surgieron, surgen y reclaman sus ciudadanos las flaquezas de los mandatarios y sus secuaces.

…te quiero en mi paraíso
es de decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso… 5

Por mientras ¿En donde quedaron las melenas y los ideales de aquellos personajes excéntricos en las sociedades occidentales en donde el hombre libre limitadamente es una realidad? Where have the flowers gone?  6

—o—

1.- Véase el trabajo de Roberto Torres Blanco «Canción de Protesta. Definición de un nuevo concepto historiográfico». Departamento de Historia Contemporánea. Universidad Complutense de Madrid. revistas.ucm.es Visitada el 18 de octubre del 2017.
2.- En oposición a ésta realidad manipulada con términos de «héroes» y «libertadores» surge el movimiento «Flower Power» iniciado por Allen Ginsberg en noviembre de 1965 a manera de respuesta ante el embate de las fuerzas policiales y el apoyo de los «Hell Angels» defensores de la participación y reclutamiento para sostener la Guerra en Vietnam.
3.- Uno de los reproches repetidos hasta el desgaste para el desprestigio de aquella generación fue la mutilada frase: «Cabellos largos, ideas cortas». De manera íntegra, es una expresión misógina del filósofo alemán Arthur Schopenhauer: «Las mujeres son criaturas de ideas cortas y cabellos largos», que en algunas traducciones queda agravada por el cambio del término «criaturas» por «cosas».
4.- Usted disculpará si en un arrebato de emoción tomo un espacio mayor para nombrar, de menos, a algunos de los hilos conductores que en español aportaron su inteligencia y capacidad creativa para decirle a los encumbrados que, junto a su poder enajenado, la humanidad detesta su hipocresía y cerrazón, en voz de ellos lograron un destello de gloria algunos trabajos de poetas ahora conocidos: Violeta Parra, Paco Ibáñez, Víctor Jara, Luis Llach, Alfredo Zitarrosa, Aníbal Sampayo, Atahualpa Yupanqui, Quilapayún, Patxi Andión, Nacha Guevara, Mercedes Sosa, Raimon, Gabino Palomares, Silvio Rodríguez, Amparo Ochoa, Daniel Viglietti, Joan Manuel Serrat, Oscar Chávez, Isabel y Ángel Parra, Margarita Bauche, Inti-Illimani, Carlos y Luis Enrique Mejía Godoy, Fernando Delgadillos, José Larralde, Los folkloristas, Judith Reyes… (y aquí, por favor, añada usted los que la mala memoria deja fuera), hubo más, y después de ellos incontables, algunos entre dos aguas, otros voceros de partidos políticos de izquierda; unos con fama internacional, aquellos cuyo prestigio queda en el universo de su localidad, pero siempre, con un dejo de amargura por la realidad impuesta por quienes premian y destruyen a su arbitrio. Y no en todos los casos carga una mentada explicita, algunas de ellas son sutiles y para entenderlas quien quiera entenderlas en un momento en el cual decir lo que uno piensa resulta un atentado a los buenos modales y a la estabilidad de lo macro.
5.- Mario Benedetti. Te quiero (fragmento). Poemas de otros, 1974.
6.- Canción creada por Pete Seeger (1955-6) ampliada por Joe Hickerson (1960). Grabada originalmente  por el autor y en 1962 exitosamente por Peter, Paul & Mary, Marlène Dietrich, Joan Baez, The Kingston Trio, The Searchers…

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