La belleza del deporte

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El deporte es una de las actividades humanas más impresionantes. Nació con la humanidad misma. Todas las culturas (aún las más primigenias) dan muestras de su existencia, real o ficticia, porque los anales de la historia, o sea, la historia con datos certificados es relativamente reciente. Surgió en la segunda mitad del Siglo XIX; sin embargo, de la parte lúdica del ser humano existen datos mucho muy anteriores.

Esto lo podemos apreciar actualmente en los Olímpicos de Invierno que se realizan en Pyeongchang de Corea del Sur, ciudad que alberga estas competiciones mundiales en su edición XXIII, que se realizan del 9 al 25 del mes en curso.

Su inauguración fue un dechado de ingeniería y técnica, propia del mundo actual que conjuga la destreza del ser humano con los avances tecnológicos que muestran las nuevas disciplinas educativas, que retan al mismo ser humano y colocan al hombre en el juego de ser dioses.

Pero más allá de la técnica hay otro elemento que es más interesante desde cualquier aspecto que se le quiera ver: La unificación de las dos Coreas durante el desfile inaugural, algo que no había logrado ni la política ni los buenos oficios de los organismos internacionales que arropan el anhelo mundial de la paz universal.

Aunque no siempre ha sido así. En la mente de la humanidad aún están presentes pasajes de horrendos recuerdos, como el asesinato de los integrantes de la delegación israelí, participante en los Olímpicos de Múnich, Alemania, en 1972, cuando once miembros de ese equipo olímpico fueron tomados como rehenes y asesinados por un comando del grupo terrorista «Septiembre Negro».

Pocos años antes, en Centroamérica, ocurrió la llamada «Guerra del Futbol» o de las «100 Horas», cuando un encuentro futbolístico entre las Selecciones Nacionales de El Salvador y Honduras que participaban en las eliminatorias regionales para llegar al Mundial México ’70, desataron una guerra que pasó de los estadios a las armas entre el 14 al 18 de julio de 1969.

En este conflicto armado los beligerantes utilizaron aviones de combate notablemente obsoletos para la época, como aparatos estadounidenses Cavalier P-51D Mustang, F4U-1 Corsair, T-28A Trojan, Douglas C-47 Skytrain (como bombardero improvisado por ambos bandos) y AT-6C Texan -todos veteranos de la Segunda Guerra Mundial.

Esta guerra causó la muerte de entre 4,000 y 6,000 civiles, y más de 15,000 heridos. Los resultados de los partidos de fútbol entre las selecciones de ambos países fueron los siguientes:

El 8 de junio de 1969 Tegucigalpa: Honduras – El Salvador 1-0 y 15 de junio de 1969 San Salvador: El Salvador – Honduras 3-0 (3-0). El encuentro de desempate tuvo lugar el 27 de junio de 1969 – El Salvador – Honduras 3-2, jugado en la Ciudad de México. El Salvador consiguió su primer pase a una competición mundialista en México 1970.

El deporte también ha tenido páginas contestatarias, como la vivida en México ’68, cuando los atletas negros Tommie Smith y John Carlos realizaron el llamado saludo Black Power, una célebre señal de protesta de los derechos civiles negros en Estados Unidos, tras ganar la carrera de los 200 metros. Smith y Carlos, medalla de oro y de bronce, respectivamente, alzaron su puño envuelto en un guante negro mientras comenzaba a sonar el himno nacional estadounidense.

Hace apenas unas semanas, jugadores norteamericanos mostraron su rebelión contra el presidente Trump mostrándose hincados mientras se entonaba el Himno Nacional de EU, ceremonia que debería escucharse de pie y con la mano en el corazón.

Ahora, por el contrario, atletas de las dos Coreas caminaron juntos en una clara señal del deseo de unificación del país asiático, una moción que, desde unos meses a la fecha, gana más y más adeptos, tanto dentro como fuera de ambas naciones y que significa un paso más delante de los que da la política y la diplomacia.

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