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Hace poco que Catherine Cata, una bailarina de Stafford (Virginia) de 17 años de edad, logró la oportunidad de estudiar con las mejores bailarinas del mundo.

Invitada a pasar seis semanas para bailar en la academia del Ballet Bolshoi y aprender el idioma ruso, Cata sintió algo del miedo que se tiene al salir al escenario. Aunque habituada a los rigores del entrenamiento para el ballet, no estaba segura de lo que le esperaba en Moscú. “Recuerdo haber pensado, antes de subir al avión, ‘esto está ocurriendo realmente’. Estaba ansiosa, pero entusiasmada”, dice en un blog en el que escribe su experiencia.

El Bolshoi, una de las escuelas más antiguas y prestigiosas para el entrenamiento clásico, ha producido a algunos de los mejores bailarines, maestros, directores artísticos y coreógrafos del mundo. Pocas son las bailarinas estadounidenses que tienen la suerte de ir a entrenarse en esa afamada institución, cuyos egresados han agraciado los escenarios de todo el mundo y se han ganado los elogios más preciados en el mundo del ballet.

La experiencia de Cata, con el patrocinio de una beca de la Fundación Rusoestadounidense y de la Iniciativa Lingüística Juvenil de Seguridad Nacional (Nsli-Y), la instaló entre las 600 estudiantes de Estados Unidos y 13 bailarines aceptados por la Academia de Ballet Bolshoi. La Oficina de Asuntos Culturales y Educativos del Departamento de Estado apoya la iniciativa del idioma para alentar la capacidad de los estadounidenses de hablar idiomas por medio de la inmersión cultural.

Desde su comienzo en 2006 la iniciativa ha ayudado a cientos de estudiantes de Estados Unidos a viajar al extranjero para estudiar árabe, chino, hindi, coreano, persa y ruso. Además de cultivar sus capacidades lingüísticas, los estudiantes aprenden sobre la cultura internacional.

“No puedo insistir lo suficiente en la importancia de estos intercambios para establecer sólidas relaciones entre nuestros países”, dijo en una declaración el exembajador de Estados Unidos en Rusia, Michael McFaul. “Esos intercambios les permiten tener oportunidades académicas a los estudiantes en todos los campos y ayudan a terminar con los estereotipos”.

Cata estuvo muy ocupada en Moscú. Durante el día asistía a clases en idioma ruso, por la tarde completaba varias horas de clases de baile y luego por la noche hacia sus tareas. Estuvo hospedada por una familia con la que pudo experimentar la típica vida diaria en Rusia. También disfrutó salidas culturales y pudo explorar la ciudad.

“Nsli-Y organizó encuentros culturales con el grupo entero que fueron grandes experiencias”, dijo Cata. “Comimos en un restaurante auténtico que servía un blini increíble, asistimos a funciones de ballet, a clases de cocina y bailamos con cantantes folklóricos rusos. Los fines de semana los pasaba con mi familia anfitriona y fue la experiencia más asombrosa”.

Luego de su retorno a Estados Unidos Cata ha decidido ir a la universidad para estudiar relaciones internacionales, ballet y ruso, luego que termine la escuela secundaria en 2018.

“Esta experiencia fue algo más que solo ballet. Fue algo inolvidable y lo disfruté cada minuto”, dijo Cata.

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